"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron." (Mt. 5, 3. 12)
Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas, y con tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán por lo imprevisible.
Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a penetrar en sus corazones.
Felices sobre todo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran, entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.
(Jorge Nardi, Mensajes Sanadores)
¡Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!
1 comentario:
Felices los misioneros que saben abandonarse y trabajar por el Reino de los Cielos.... Bendiciones
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