miércoles, 28 de julio de 2010

Año Arquidiocesano de la Familia

En la Arquidiócesis de Paraná se ha nombrado el período comprendico entre el 25 de Marzo de 2010, y el 25 de Diciembre del mismo año como Año Arquidiocesano de la Familia.

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¿Por qué se lo celebra?
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En Nazareth, hace más de 2.000 años, en el íntimo silencio de una joven ocurrió el Acontecimiento, asombroso e inesperado: “Jesús, el Salvador, se hizo carne” . María estaba prometida a José y queda embarazada por obra del Espíritu Santo. Así, se constituye la Sagrada Familia. El Hijo de María es, a su vez, Hijo Eterno de Dios, por lo que la Santísima Trinidad pasa a formar parte de esta familia.

Vendrá luego el tiempo del nacimiento de Jesús, de su infancia, de su adolescencia, de su juventud y de su madurez con los cambios que en todos ellos se van dando en este proceso de desarrollo. Entre alegrías, angustias, esfuerzos, expectativas, dolores, desconciertos, se van tejiendo sus historias personales y su historia de familia, que es tan común y tan distinta a la vez, de tantas familias: el padre, la madre, el (o los) hijo(s). Seres distintos y complementarios. Con sus cuerpos, sus mentes, sus trabajos, según la naturaleza propia de cada uno, sus alegrías, sus sufrimientos, sus sentimientos, sus decisiones, y sus valores. Por medio de todo esto se integran y se hacen familia.

La Sagrada Familia vivió la vida, la cuidó, la alentó, la promovió, en una comunidad creyente, con solidaridad a su patria y a su nación, siempre en comunión con el Señor: siguiendo Su camino.

Por medio de esta Familia llega a todos nosotros la Salvación de Dios, ya que a través de ella, Jesús llegó al mundo.

Es también el modelo o ejemplo que Dios nos da para llegar a ser plenamente personas: como varón, como mujer, como padres, como esposos, como hijos.
Siendo creyentes, estamos invitados y comprometidos a testimoniar la realidad de la familia.
Siguiendo la propuesta de nuestros Obispos de Argentina, queremos “recuperar el respeto por la familia y por la vida en todas sus formas: todo será provisorio y frágil, sin una educación y una legislación que transmitan una profunda convicción moral sobre el valor de cada vida humana, la de cada persona en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Especialmente la vida de los excluidos e indefensos. También la vida de las familias, lugar afectivo en el que se generan los valores comunitarios más sólidos y se aprende a amar y a ser amado. Allí se ilumina la vida afectiva privada y promueve el compromiso adulto con la vida pública y el bien común.”
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«La familia que reza unida permanece unida y la bendice Dios»
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog.
¡Excelente el diseño de la página! ¡Felicitaciones!
Estoy en un todo de acuerdo con sus reflexiones. Sigamos apostando a la FAMILIA: célula básica de la sociedad.
Familia que reza unida, permanece unida y la bendice Dios!! Unidos en el amor a Cristo y María Sma. Mary.