La fecundidad de la propuesta vocacional, en efecto, depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo.
En el Antiguo Testamento, los Profetas ya eran conscientes de estar llamados a DAR TESTIMONIO con su vida de lo que anunciaban.
El Papa Juan Pablo II nos decía: “La vida misma de los presbíteros, su entrega incondicional a la grey de Dios, su testimonio de servicio amoroso al Señor y a su Iglesia —un testimonio sellado con la opción por la cruz, acogida en la esperanza y en el gozo pascual—, su concordia fraterna y su celo por la evangelización del mundo, son el factor primero y más persuasivo de fecundidad vocacional” (Pastores dabo vobis, 41)
Se podría decir que, muchas veces, las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen del contacto con los sacerdotes y religiosos, quienes con su ejemplo, palabras y con su vida entera dan a conocer el Amor de Dios.
Aprovechemos esta jornada, y recemos por todas aquellas personas que han dado su SÍ a Cristo, dejándolo todo para anunciar su Amor a los demás. Recemos por nuestros seminaristas, por los novicios y las novicias y por todos aquellos jóvenes que se cuestionan el llamado al Sacerdocio o la Vida Consagrada.
Necesitamos Sacerdotes y Religiosos Santos, que estén dispuestos a renunciar a sí mismos por bien de los demás... Acompañemos a estos jóvenes con la oración!!!
«Ven y sígueme, y mar adentro hecha ya tus redes.
Ven y yo te haré, Pescador de hombres.
En tus Palabras echaré mis redes,
dejó mi barca y donde quieras iré.
Tu me llamaste, Señor, por mi nombre,
y sólo a Tí, Señor, te seguiré»
Jesucristo ha Resucitado... Verdaderamente ha Resucitado
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