“Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos para
que también ustedes estén en comunión con nosotros”.
Queridos Hermanos: queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. La alegría del discípulo es una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la Buena Noticia del Amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo.
Es Jesús mismo quien nos llama “amigos” y nos ha enviado a evangelizar a todas las personas, sin importar cuanto tenemos, como somos y de donde venimos. Es nuestra vocación ser sus discípulos y hacer discípulos para Él.
En este año Jubilar Paulino y Arquidiocesano, nuestro Obispo nos envía a llevar la Buena Noticia de la Salvación. Es para todos los fieles de la Arquidiócesis un doble festejo: se cumplen 2000 años del nacimiento del apóstol San Pablo y los 150 años de la creación de nuestra arquidiócesis.
Queriendo vivir esta alegría con nuestros hermanos de Crespo, en particular con la comunidad del Barrio Nuestra Señora de Guadalupe, perteneciente a la jurisdicción de la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario”, hemos visitado sus hogares, compartiendo nuestra vivencia de Cristo Vivo a la luz de la Palabra. Entregamos el tríptico jubilar, realizando una celebración de entronización en cada casa, tal como lo pide nuestro Obispo, para que ese hogar se convierta en un lugar de oración y reflexión.
Cada día, celebramos la Eucaristía en comunidad, donde nos alimentamos con el Pan de la Palabra y el Cuerpo de Cristo, presidida por nuestro querido Padre Daniel y por el Padre Cristian Torres, párroco de aquella comunidad.
Las tardes estuvieron colmadas de la alegría de los niños, los juegos, las canciones, la catequesis y la oración.
Las noches fueron ocupadas por los encuentros con jóvenes, donde reflexionamos la vida de San Pablo y nos propusimos “caernos del caballo” para ser discípulos de Jesús.
Además compartimos un espacio de intercambio entre distintos miembros de la comunidad donde nos propusimos fomentar el compromiso misionero como bautizados.
Tuvimos la gracia de contar con la presencia de nuestro Obispo, Monseñor Mario Maulión, en la clausura de la Misión.
Como grupo, cada día encontramos la fortaleza en los momentos de oración frente al Santísimo, rezando la liturgia de las horas y el Rosario misionero.
Además, en la convivencia diaria, en un clima fraterno y agradable, crecimos en comunión, compartiendo entre nosotros.
Por este medio queremos agradecer a todos aquellos que han ofrecido sus oraciones por esta misión y a quienes han colaborado a través de sus donaciones. Es valioso sentirnos miembros de una comunidad que nos acompaña, los invitamos a seguir rezando por los frutos de esta Misión.
¡¡¡Muchas gracias!!! Que Nuestro Señor Jesucristo los bendiga y su Madre los cubra con su manto de pureza.
Infancia Misionera Grupo Misionero
“Luz del Mundo” “Ntra. Sra. de Guadalupe”
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